En Concepción del Uruguay, el sábado, se impuso la denominación de una calle con el nombre de José Luis Cabezas, aquel fotógrafo que fue asesinado por orden de Alfredo Yabrán, y que ninguno de los autores materiales del crimen, hoy están presos. Este acto al cual concurrieron su hermana Gladys Cabezas, psicóloga social, y docente que trabaja desde hace 16 años en la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación. y Gabriel Michi, su amigo y quien estaba junto a él en Pinamar en las últimas horas de Jose Luis. El evento es organizado por la APDU en conjunto con la Dirección de Comunicación Ciudadana de la Municipalidad local. La calle “José Luis Cabezas” corre de norte a sur desde el acceso boulevard J.J. Bruno hasta la calle pública Nº 81. El viernes dialogamos con Gladys Cabezas, desde la Radio Pública de Marcos Paz, sostuvo, "Seguro que Yabran esta muerto, se suicido o lo suicidaron, si abría la boca, no quedaba nadie". <Audio Entrevistas>
Gabriel Michi fue su amigo y la persona con la que José Luis Cabezas pasó sus últimos días en Pinamar, antes de ser asesinado. Y el año pasado, a veinte años del crimen, publicó el libro “Cabezas, un periodista, crimen, un país”. Son quinientas páginas en las que se contó no sólo quién fue Cabezas en su vida íntima sino que también se reconstruyen los hechos y se incorporó una investigación sobre el destino de las empresas de Alfredo Yabrán, el empresario sindicado como el autor intelectual del asesinato del reportero gráfico, y de la situación actual de los policías y civiles que fueron condenados. Una mirada humana, política y periodística sobre uno de los crímenes más emblemáticos y terribles de la historia nacional.
Gabriel Michi fue su amigo y la persona con la que José Luis Cabezas pasó sus últimos días en Pinamar, antes de ser asesinado. Y el año pasado, a veinte años del crimen, publicó el libro “Cabezas, un periodista, crimen, un país”. Son quinientas páginas en las que se contó no sólo quién fue Cabezas en su vida íntima sino que también se reconstruyen los hechos y se incorporó una investigación sobre el destino de las empresas de Alfredo Yabrán, el empresario sindicado como el autor intelectual del asesinato del reportero gráfico, y de la situación actual de los policías y civiles que fueron condenados. Una mirada humana, política y periodística sobre uno de los crímenes más emblemáticos y terribles de la historia nacional.
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