MUNICIPIO DE MARCOS PAZ

domingo, 9 de julio de 2017

Fueros e Impunidad. Por Luis Domenianni*.

Para el ciudadano común se trata solo de una continuidad de la impunidad reinante en la Argentina. Esa impunidad que, otrora, permitió a los generales o coroneles de turno, dar golpes de Estado, sin que nadie los juzgara. Esa impunidad que posibilitó que muchos crímenes pasaran al olvido después del quiebre constitucional en 1930.

                Esa impunidad que condujo a los enfrentamientos fratricidas dentro del peronismo sin que nadie investigara las responsabilidades, por caso los crímenes de la Triple A, los de los Montoneros y, en especial, la masacre de Ezeiza, en ocasión del segundo retorno a la Argentina del general Juan Perón.     
                Esa impunidad que posibilitó la desaparición de miles de argentinos a manos del terrorismo de Estado. Fue la única impunidad que fue quebrada gracias al coraje y la conciencia de la ética del ex presidente Raúl Alfonsín.
                Esa impunidad que aún está vigente en el caso del condenado con sentencia firme a siete años de prisión y a 14 años de inhabilitación para cargos públicos, el ex presidente Caros Menem quien, no obstante, se presentará como candidato a senador por La Rioja, para renovar sus fueros y eludir así el cumplimiento de la sentencia.
                A tal punto llega la impunidad que al juez federal electoral de La Rioja, Daniel Herrera Piedrabuena, no le tembló el pulso para rechazar la impugnación presentada por un ciudadano con domicilio en la provincia de Buenos Aires a la candidatura del ex presidente en virtud de su condena firme emitida por la Cámara Federal de Casación Penal.
                Debe recordarse que la condena recayó en virtud del contrabando de armas a Croacia y Ecuador.
                Fueron 6.500 toneladas de armamento destinado a Croacia en violación del embargo impuesto por Naciones Unidas en razón de la guerra de Yugoslavia y a Ecuador enfrentado con Perú por cuestiones limítrofes, donde Argentina oficiaba como garante de paz a través del Protocolo de Rio de Janeiro de 1942.
                Y no fue todo. Para borrar las huellas del contrabando, los sentenciados hicieron estallar la Fábrica Militar de Río Tercero, Córdoba, desastre que produjo 7 muertes, más de 300 heridos y la afectación de cientos de viviendas, algunas de las cuales debieron ser demolidas,
                Pues bien, frente a esto, el juez Herrera Piedrabuena consideró que la impugnación del ciudadano bonaerense no debía prosperar porque no… “está domiciliado en la provincia de La Rioja”.
                Pero, además, llamó la atención de manera amenazante contra el ciudadano en cuestión porque, en su escrito, tildó a Menem de “delincuente” y al Senado de “aguantadero”.
                Vale la pena reproducir textualmente el párrafo respectivo de Herrera Piedrabuena: “los términos utilizados por el denunciante no se corresponden con la actitud de un ciudadano demócrata que debe dirigirse con respeto no tan solo a las autoridades judiciales, sino también a quién no perdió el estado de ex Primer Magistrado de la República Argentina”.
                Entonces, Menem puede votar leyes en el Senado que afecten a la vida de cualquier ciudadano de la República, pero cualquier ciudadano de la República no puede impugnar su candidatura, no obstante la sentencia firme.
                Pregunta para este juez servicial a Menem: si alguien es condenado a 7 años de prisión y a 14 de inhabilitación para ejercer cargos públicos, no es acaso un delincuente. Pues sí, lo es. Carlos Menem es un delincuente sentado en el Senado de la Nación que busca en la elección impunidad para no cumplir la sentencia de la Cámara de Casación.
                Le guste o no a Herrera Piedrabuena, quién además inventó otras categorías de ciudadanos: las de “ciudadanos demócratas”, en las palabras, y las de ciudadanos impunes, en los hechos.
                Herrera Piedrabuena es otro eslabón más en la cadena de los que “matan al cartero por lo que dice la carta”. Para su particular y sesgada visión de los hechos, es grave lo del ciudadano bonaerense y sin importancia el delito de Menem.
Negociados k   
Como siempre, en la Argentina, los malos ejemplos cunden. Al de Herrera Piedrabuena, se sumó entonces el del kirchnerista juez federal Luis Rodríguez quién decidió no pedir el desafuero del diputado impune Julio De Vido, acusado –entre otras cosas- por una estafa millonaria el Estado en Yacimiento Carboníferos Río Turbio.
La historia del yacimiento carbonífero de Río Turbio resultaría apasionante si no fuese por los sucesivos fracasos bajo distintas administraciones.
De cualquier forma, es la historia del carbón, desplazado como combustible principal, para el funcionamiento de la industria, por el petróleo, desde hace poco menos de un siglo.
La empresa que lo explotaba era y aún es la estatal Yacimientos Carboníferos Fiscales (YCF), subrama de YPF, independizada como YCF en 1958 bajo el gobierno de Arturo Frondizi.
Fue privatizada en 1994, durante el “menemato” y, de allí en más, se transformó en un negocio para cobrar dinero del Estado en concepto de subsidios y de sobreprecios. Cuando en 2001, el gobierno de Eduardo Duhalde dejó de girar subsidios, automáticamente la empresa entró en convocatoria de acreedores.
Desde entonces a la fecha se convirtió en uno de los festivales de la corrupción K. Sobreprecios de materiales, altísimos sueldos del personal jerárquico, prácticamente nulas tareas, fondos del Estado para inversiones que fueron a parar a bolsillos privados sin contraprestación de obras.
Nada nuevo bajo el sol. El consabido desvío de recursos, que YCF recibía del Estado, hacia la Universidad Tecnológica Nacional para pasar luego a una fundación que los tercerizaba a continuación. Resultado: sobreprecios por doquier con elusión de cualquier tipo de control estatal.
En el afán –sin o final, aunque merecería tenerla- de desviar recursos se hicieron todo tipo de desaguisados, asimilables a la compra de vagones españoles y portugueses de deshecho que llevó a cabo otra joyita de la historia K: Ricardo Jaime.
Primero, para conseguir un cliente para el prehistórico carbón, fue construida una central eléctrica. Pero, cosas que solo ocurren en la Argentina K, la central no resultó apta para el uso del carbón. Pregunta elemental: ¿entonces?
Fue necesario reconvertirla a gas, con la correspondiente construcción de un gasoducto. Como no podía ser de otra manera, tratándose de Julio De Vido y de Cristina Kirchner, la empresa española encargada de la construcción de la usina quebró.
Este panorama suma un nuevo capítulo a la zaga delictiva del gobierno kirchnerista que posee el record histórico de funcionarios procesados aunque, poder judicial mediante y Justicia Legítima obrante, todos siguen “vivitos y coleando”.
Indudablemente, el juez kirchnerista Rodríguez debe haber pensado que como De Vido no asesinó a su madre –la del juez-, entonces no merece prisión. Después de todo que son algo más de 1.700 millones dólares que ya costó la inconclusa central a gas.
Un poder judicial –con minúscula- que, en el mejor de los casos, aguarda el resultado electoral de octubre próximo para decidir si falla para un lado o para el otro.
Sensible diferencia con la justicia brasileña.
Los fueros
                Institución medieval, los fueros eran conformados por un conjunto de reglas que solo regían para quienes estaban dirigidas. Pretendían proteger a los habitantes de un burgo o a los miembros de alguna de las corporaciones que conformaban la industria artesanal o el comercio de aquella etapa europea.
                Con el tiempo pasó a ser una protección dentro de la política a fin de que ningún legislador, juez o funcionario fuese juzgado por sus manifestaciones.
                Se trataba en rigor de una protección contra los así llamados delitos de opinión –injurias o calumnias- de los que los opositores, fundamentalmente legislativos eran objeto de persecución por parte del oficialismo de turno.
                Uno de esos ejemplos fue el desafuero del entonces diputado, don Ricardo Balbín, en 1948, propuesto y votado por la mayoría automática peronista de aquel entonces.
                Balbín fue desaforado –la Cámara de Diputados era presidida por Héctor Cámpora- por el ahora inexistente delito de desacato.
                Obviamente, no robó nada, no participó de ninguna coima. Solo era opositor.
                Por aquel entonces, a la Cámara de Diputados no le tembló la mano para sacar del medio a un brillante opositor. Tras su desafuero, don Ricardo fue sentenciado a cinco años de prisión.
                Palabras de Balbín en aquella sesión de desafuero: “si este es el precio por haber presidido el bloque (UCR) que es una reserva moral para el país, han cobrado barato. Fusilándome estaríamos a mano”.
                Hoy, 69 años después, la Cámara de Senadores no desafora al sentenciado Menem y la de Diputados no junta los votos para hacer lo propio con De Vido.              
                Mientras tanto, con el continuo relato que caracteriza a la política argentina, un legislador del PRO, Nicolás Massot, y sobre todo, los candidatos Sergio Massa y Margarita Stolbizer (actuales diputados), protagonizaron una batalla mediática para anunciar sus respectivas renuncias a los fueros.
                Es solo una reacción mediática. Nadie puede renunciar a los fueros. Es la Cámara de Diputados y/o el Senado de la Nación quienes deben derogarlos.
                Hoy los números parecen no dar para desaforar a De Vido. Tal vez, después de las elecciones sí den. Y en ese caso, veremos qué ocurre.
G20
                Mientras tanto, el presidente de la República, Mauricio Macri, pasó gran parte de la semana en Hamburgo, Alemania, donde se llevan a cabo las deliberaciones del Grupo de los 20, del que Argentina, Brasil y México forman parte por la región iberoamericana.
                Más allá de las fotografías sobre los vestidos de la esposa del presidente, el resto de las fotos permite ver a un presidente que fue muy tenido en cuenta por la canciller federal de Alemania, Angela Merkel, la anfitriona del evento.
                Es que en el seno del G20, solo el capítulo sobre la lucha contra el terrorismo –en particular, el islámico- genera coincidencias.
                En las otras materias, libertad de comercio y clima, el enfrentamiento de los Estados Unidos, bajo el gobierno de Donald Trump, con Europa, en particular, es manifiesto.
Así, en materia de clima, la cumbre fue aprovechada por Estados Unidos para solicitar se tome nota de la decisión del gobierno Trump de salir del Acuerdo de Paris.
                Para Merkel y para los europeos, ahora ya –de hecho- sin la Gran Bretaña, ambas cuestiones los acercan a los países con economías emergentes.
                Merkel busca reavivar las negociaciones para llegar a un acuerdo de libre comercio con el alicaído Mercosur y que los países latinoamericanos no se alejen del acuerdo climático logrado en el 2014 en Paris, Francia.
                No fueron los temas excluyentes, ni mucho menos. Medio Oriente, Corea del Norte y la inmigración fueron puestos sobre el tapete.
                Trump no cuenta con muchos amigos en esas cumbres. Salvo la británica TheresaMay, nadie lo quiere demasiado. Tal vez por ello, es que previo al encuentro se dio una vuelta por Varsovia, Polonia, para saludar a quienes allí gobiernan con los que comulga ideológicamente.
                La cumbre no resultó un fracaso. Pero, no fue un éxito. Los desacuerdos son profundos. Tanto como los es el cada día mayor aislamiento de los Estados Unidos.
                Pero, para Macri, para la Argentina, la cumbre resultó buena. El presidente continúa con su prédica para atraer inversiones, algo en que consigue oídos que escuchen pero no decisiones inmediatas.
                Con todo, la oportunidad perdida de un encuentro con TheresaMay, suspendido por “razones de agenda” de la conservadora primera ministro británica, puso un toque de frialdad para un viaje que fue exitoso.
Corea del norte
                Los Kim, en Corea del Norte, como los Castro, en Cuba, son verdaderas dinastías monárquicas que gobiernan en nombre del vetusto comunismo. Obviamente, lo hacen de manera dictatorial.
                Por supuesto que la dictadura de los Castro es sensiblemente más suave que la bestialidad norcoreana, pero ambas meten presos a quienes no opinan como el oficialismo.
                Gobierna Corea del Norte Kim Yong-nam cuyo título oficial es el de jefe del Estado. Su padre, Kim Jong-un murió en 2011, luego de gobernar 18 años seguidos, pero continúa siendo constitucionalmente, líder supremo de la Nación.
                Y su abuelo, Kim Il-sung, fallecido en 1994, luego de gobernar 46 años, cuenta con el título constitucional de “presidente eterno”.
                Semejante culto a la personalidad tapa, en alguna medida, la intencionalidad norcoreana de desarrollar un misil intercontinental capaz de transportar ojivas nucleares.
                El objetivo extremo: alcanzar territorio norteamericano. Algo que se acerca si se tiene en cuenta que el Hwasong-14 disparado en la semana que acaba de concluir resulta capaz alcanzar Alaska.
                Aun suenan lejanos, pero otra vez se escuchan tambores de guerra.

*Periodista y Militante Radical en CAMBIEMOS.

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