Suele pasar como fecha poco advertida.
Siempre a la rastra de aquella en que partidos y frentes cierran sus
listas de candidatos. Pero, esta vez, un nuevo momento resulta
estelar en el interminable calendario electoral argentino: el
correspondiente a la inscripción de las alianzas en la provincia de
Buenos Aires.
Ese día, el próximo miércoles 14 de
junio, los frentes electorales deben quedar registrados ante la
justicia electoral de la provincia.
Ese día, Cambiemos será Cambiemos,
el Frente Renovador incorporará al GEN de Margarita Stolbizer, y el
peronismo develará la incógnita a que lo tiene sometido las
pretensiones excluyentes de Cristina Kirchner.
Dicha pretensión excluyente incluye,
desde la boca para afuera, estridencias tales como que a un ex
empleado –Florencio Randazzo- no le está permitido desafiar a su
jefe –Cristina Kirchner-.
Se trata de otro capítulo del relato
en el que cada vez son menos los que creen. Obvio resulta que si la
Kirchner confiara en un triunfo abultado no solo no impediría la
precandidatura de Randazzo, sino que la fomentaría.
Lo cierto es que el cristinismo, a
esta altura, es un tembladeral. A tal punto, que ya no solo no existe
más en el interior del país como quedó demostrado en las recientes
elecciones provinciales de Chaco, La Rioja y Corrientes, sino que
está limitado al Gran Buenos Aires, siempre y cuando los intendentes
no abandonen el barco.
Seguramente, el principal síntoma de
ese tembladeral está en la posible inscripción de un nuevo frente
que, inclusive, no contenga al Partido Justicialista.
Ocurre que nadie puede evitar que
Randazzo participe de la PASO del Partido Justicialista. Para ello,
ya reunió los avales necesarios que establece la ley.
Entonces, los bravucones de cartón
kirchneristas para rehuir cualquier competencia, presentarán un
frente que no incluye al Justicialismo.
Si no lo decidieron con certeza hasta
el momento es porque el Partido Justicialista en manos de Randazzo es
un riesgo mayor. Con dicha contingencia, Randazzo puede pasar la
“ambulancia” y recoger los heridos del cristinismo y sobre todo
el apoyo de más de un intendente, si Cristina trastabilla en las
encuestas.
Dicho en otras palabras, el otrora
invencible “cristinaje” saca cuentas hoy para determinar el
riesgo menor, si es con Randazzo adentro –en la PASO- o con
Randazzo afuera, en la general.
La clave hay que buscarla en la
consideración de la propia Cristina sobre cuál de ambos caminos le
asegura la senaduría que le evite cumplir las eventuales sentencias
en las causas por corrupción abiertas.
Pero esa clave se compone de diversas
variables. Y la principal, es la de los intendentes.
Cristina Kirchner cuenta con un puñado
de incondicionales. No muchos, más vale pocos.
En el Gran Buenos Aires, la nómina
incluye a los intendentes de Moreno y Avellaneda y, en el Gran La
Plata, al intendente de Ensenada. De allí, en más, los grados de
lealtad varían pero, en ningún caso, adquieren la categoría de
incondicionales.
Ergo, orientan sus preferencias en
función de los vientos. Y los vientos, soplan a través de las
encuestas. De momento, la ex presidente consigue adhesiones
suficientes como para asegurar un éxito en sus respectivos distritos
a los intendentes que la ladeen. Pero, nadie puede afirmar que todo
continúe inalterable hasta el momento de votar.
El resto es lo malo conocido. La
Cámpora, muy alicaída –ya no está el dinero del Estado, es
decir, de los contribuyentes- y los grupúsculos que alientan a la
Kirchner para intentar colar algún legislador nacional o provincial
que, de ninguna manera, colarían si compitiesen con boleta propia.
Capítulo corrupción
Obvio, no pasa nada. Solo se acumulan
asuntos que parecen destinados a que la ciudadanía emita un “qué
barbaridad” y todo continúe como si nada fuera.
La semana que acaba de concluir quedó
caracterizada por las derivaciones de la muerte del financista Aldo
Ducler y de la saga argentina del “affaire” Odebrecht.
En el caso Odebrecht, el gobierno
intenta demostrar que mueve fichas y piezas para avanzar en el
esclarecimiento de las coimas por 35 millones de dólares que los
ejecutivos brasileños de la empresa aseguran haber pagado a
funcionarios argentinos del gobierno kirchnerista.
Con los brasileños, más no se puede
avanzar. La ley del arrepentido que rige en el país de habla
portuguesa cobija a los ejecutivos de la constructora que, a cambio
de reducciones de penas, confesaron sobre los hechos de corrupción
de la empresa.
Es que acá, en la Argentina, dicha
ley no existe y, por ende, los ejecutivos de Odebrecht serían
juzgados y condenados, sin atenuantes. Por tanto, que la justicia
brasileña envíe los antecedentes a la argentina violaría la propia
legislación brasileña.
Es probable que algunos jueces locales
hayan respirado aliviados. Cualquier cosa, menos llevar a juicio un K
por corrupción. Eso, y no otra cosa, es Justicia Legítima.
Paradójicamente, a título solo
informativo, la procuradora general de la Nación recibió la
información de su similar brasileña. Sí, la procuradora general es
Alejandra Gils Carbó. Ningún kirchnerista se desveló esa noche.
Ahora el gobierno busca colaboración
en Estados Unidos. Es posible que la obtenga. Por eso, el gobierno
prepara un viaje de jueces y fiscales. Aunque, más probable es que
solo resulte un viaje “casi de egresados” por los pagos del
Norte,
También busca un acuerdo con la
empresa que garantice impunidad y continuación de las obras a cambio
de información y el pago de una importante multa. Difícil que pase.
Todo indica pues que estamos ante un
nuevo capítulo de impotencia –¿Deliberada?- para llevar a juicio
a los millonarios K. Otra burla.
Y está el tema Ducler. Un hombre que
colaboró con la dictadura militar –fue secretario de Hacienda del
gobierno del ex teniente general Leopoldo Galtieri- a quien los
Kirchner recurrieron para concretar “manejos” con los fondos que
el Estado nacional reconoció en su momento a la provincia de Santa
Cruz, por regalías petroleras mal liquidadas.
Se trató de 800 millones de dólares
que el entonces gobernador Néstor Kirchner, sin autorización
alguna, sacó del país y depositó en bancos extranjeros.
Solo dos días antes de fallecer en la
vía pública, Ducler concurrió a la Unidad de Investigaciones
Financieras para presentar un escrito donde dejaba constancia de su
intención de aportar información a cambio de una recompensa.
En el escrito, Ducler hacía
referencia al empleo de dichos fondos –más sus intereses- en
campañas políticas pero, sobre todo, en la adquisición de las
acciones de YPF por parte de la familia Eskenazy, probable testaferro
de los propios Kirchner.
Capítulos que se agregan a la saga de
la corrupción K.
Merkel
La visita de la canciller federal de
Alemania, Angela Merkel, a la Argentina demostró, una vez más, que
el destino del país está en manos de sus propios ciudadanos y no en
oscuros y brumosos centros de poder internacional como aman esbozar
los teóricos de las conspiraciones antinacionales.
Merkel, los funcionarios y los
empresarios que la acompañaron fueron precisos. En la próxima
elección de octubre, los argentinos y solo los argentinos decidirán
si desean formar parte del mundo o si prefieren el aislamiento cuyo
exponente más acabado –perdón por la ironía- es la Venezuela de
Chávez y Maduro.
El apoyo, más allá de lo esperado,
de la canciller alemana a las políticas que exhibe el gobierno
argentino fue contundente.
Claro que es un apoyo supeditado. La
Argentina resulta un país interesante para Alemania, donde no son
pocas las empresas provenientes de dicho origen aquí radicadas,
siempre y cuando no caiga nuevamente en las aventuras populistas,
corruptas y aislacionistas a que estuvo sometida durante el gobierno
de los Kirchner.
En materia internacional, la Argentina
requiere de la buena voluntad alemana para avanzar en el objetivo
regional de alcanzar un Tratado de Libre Comercio entre la Unión
Europea y el Mercosur.
También para incorporarse a la OCDE,
la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, y
para organizar en el país la próxima reunión del G-20.
La sintonía entre el presidente Macri
y la canciller Merkel quedó patentizada cuando el primero hizo
público su compromiso de defender el libre comercio. Fue música
para los oídos de Merkel, empeñada en una disputa sobre la cuestión
frente al proteccionista presidente de los Estados Unidos, Donald
Trump.
Claro que si se trata de atraer
inversiones, la buena voluntad no basta. Sí, claro, hará falta
optar por un modelo de país integrado al mundo, pero hará falta
también mejorar las condiciones de la macroeonomia.
Con un déficit fiscal que alcanza al
ocho por ciento del Producto Bruto Interno –dos por ciento es el
criterio de convergencia de las economías europeas-, alta inflación,
voracidad fiscal, una infraestructura colapsada, energía
insuficiente para una etapa de crecimiento sostenido y conflictividad
social manifestada por piquetes y cortes junto a la inseguridad
ciudadana, difícil es que se verifique una corriente inversora.
Con todo, España, Holanda, Italia,
Francia, Estados Unidos, China, Japón, ahora Alemania, indican que
Argentina volvió al mundo.
Economía
Difícil es determinar si se trata de
un momento o de una tendencia. Lo cierto es que la inflación
correspondiente al mes de mayo pasado fue del 1,3 por ciento, medida
frente al mes anterior.
El guarismo muestra una desaceleración
pronunciada que difícilmente se reproduzca para el mes en curso. Es
que en abril, el costo de vida aumentó un 2,6 por ciento es decir el
doble que en mayo.
La inflación anual acumulada, para
los últimos 12 meses, alcanza ahora al 24 por ciento, aún lejos de
la meta del 17 por ciento, señalada oficialmente.
Para llegar a cumplir la meta, la
inflación mensual, para los restantes 7 meses del año, no debería
superar el 0,8 por ciento mensual, algo difícil de imaginar con un
altísimo gasto público sostenido que no es debidamente reducido por
el gobierno nacional, ni por la mayoría de los gobiernos
provinciales.
Por su parte, los pronósticos sobre
crecimiento de la economía argentina fueron revisados a la baja por
parte de la Organización para el Comercio y el Desarrollo Económmico
(OCDE).
A principios de año, la OCDE
calculaba el crecimiento argentino en un 3,1 por ciento para el
corriente año y en un 3,4 por ciento para el próximo. Ahora, si
bien mantiene su pronóstico para el 2018, baja al 2,5 por ciento
para el año en curso.
Así, la Argentina muestra una
disonancia para el presente año frente al crecimiento del mundo
estimado en un 3,5 por ciento para sintonizarse casi en la misma
frecuencia -3,6 por ciento- para el 2018.
La discriminación de la situación
actual muestra que el consumo mejora en autos, naftas y motos; que la
inversión crece en construcción, maquinarias agrícolas y en todo
el sector vinculado a la agroindustria.
De su lado, el empleo se mantiene
estable con crecimientos focalizados en Paraná, Rosario y Córdoba.
Internacionales
Justo. Ahí nomás. Por cuatro votos
contra tres, el Tribunal Superior Electoral de Brasil decidió
absolver al presidente Michel Temer de la acusación de utilizar
fondos provenientes de la corrupción para financiar la campaña
electoral de la fórmula Dilma Rousseff-Michel Temer.
A nadie escapa que se trató de una
decisión sumamente influenciada por la política para evitar la
caída del gobierno que hubiese disparado un período de
inestabilidad sin precedentes en el vecino país.
Como se recordará, los casos
“lava-jato”, “Odebrecht” y “Batista” pusieron contra las
cuerdas a la casi totalidad de la clase política brasileña. La
caída de Temer hubiese significado la ante sala de la anarquía.
De allí que no
son pocos los comentaristas que aceptan la salida política pero
advierten sobre una profundización del divorcio entre la política y
la sociedad.
¿Por qué no cae Temer? ¿Con cuáles
apoyos aún cuenta? Básicamente, con el de los mercados que no temen
un caos social y político, y con el de los legisladores que no
quieren perder su banca y sus privilegios. Es bastante, pero no es
mucho.
Del otro lado del Atlántico, el voto
británico solo dejó en claro la confusión que sufre la ciudadanía
del Reino Unido. Los conservadores ganaron pero perdieron la mayoría
absoluta de la que gozaban. Llamaron a votar anticipadamente, para
alcanzar un número de comunes, legisladores, menor al que tenían.
Pero, la confusión central no está
allí, ni siquiera es producto de los recientes atentados
terroristas. Es la consecuencia del Brexit, la traumática salida de
Gran Bretaña de la Unión Europea, justo cuando del otro lado del
Atlántico gobierna un imprevisible Donald Trump.
*Periodista y Militante Radical en CAMBIEMOS.
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