La Columna de la Semana: “Cuando la limosna
es grande, hasta el santo desconfía”. Viejo adagio popular aplicable, sobre
todo, para el oficialismo, representado por Cambiemos, tras conocerse la
primera parte de las definiciones políticas previas a cualquier elección.
No es para menos. Si en el
comicio anterior venció a dos peronismos, con mayor facilidad debería imponerse
a tres, como parece ser el caso de la subdivisión en la provincia de Buenos
Aires
Por supuesto que nada es igual a
nada cuando de cronología se trata, pero aun así, de la probable polarización
que emerge tras la presentación de las alianzas, factible resulta imaginar que
será la alianza que encabeza Cristina Kirchner la que perderá más votos a manos
de Florencio Randazzo que aquellos que pudiese resignar Cambiemos hacia el
Frente Renovador de Sergio Massa, por la vía de Margarita Stolbizer.
Lo cierto es que la presentación
de un frente kirchnerista del cual queda excluido, en la provincia de Buenos
Aires, el tradicional Partido Justicialista, no hace sino profundizar la crisis
de un peronismo bonaerense en el que campeaba, como actriz principal, nada
menos que Cristina Kirchner.
Sin embargo, la cosa no está
terminada. Resta una semana para presentar las listas y la realidad de hoy
puede quedar como cosa del pasado en menos de lo que canta un gallo.
Sencillo: Florencio Randazzo
recibió un ofrecimiento para encabezar la lista de diputados de la Kirchner.
Cuenta con siete días, aun, para aceptarlo o rechazarlo. Lo uno o lo otro
altera sustancialmente el devenir hacia los comicios de octubre.
El oficialismo
Muchos funcionarios –casi todo
el PRO es hoy funcionario- frotaron sus manos cuando confirmaron que la ex
presidente presentó su frente con nuevo nombre electoral: Unidad Ciudadana.
Con más ahínco cuando se
enteraron sobre la persistencia de Randazzo en concurrir por separado a la
elección.
Pero, no todas son rosas.
Primero, como quedó dicho es necesario aún aguardar una semana para que las
incógnitas se develen.
Por ejemplo: ¿Quién encabezará
la lista de candidatos a senadores nacionales por la provincia de Buenos Aires?
¿El ministro de Educación, Esteban Bullrich? ¿La poco conocida Gladys González?
¿Elisa Carrió queda atenazada en la ciudad de Buenos Aires o existe alguna
chance para ella en la provincia?
La indefinición oficialistamo
muestra alguna especie de vinculación con la actitud final que adopte Cristina
Kirchner.
Como aún no se sabe, a ciencia
cierta, si será o no candidata, en el oficialismo parecen reservarse para
alguna jugada de último momento. De allí que las listas permanezcan abiertas,
sin necesidad aparente, hasta el jueves próximo.
Ocurre también que el reparte
con los aliados del PRO dentro de Cambiemos no está cerrado. Van y vienen
negociaciones en las que el partido del presidente Mauricio Macri y de la
gobernadora María Eugenia Vidal no se muestra, precisamente, generoso, sino
todo lo contrario.
Las disputas pueden parecer
artificiales para el gran público, pero no lo son tanto. Para un partido con
escasa base militante, abrir espacios en el Estado resulta ser necesario para
garantizar continuidad.
No es el caso del cuasi
unipersonalismo de la Coalición Cívica de Elisa Carrió, ni del estructurado
–por estructura- radicalismo. Lo uno choca inevitablemente con lo otro.
Según los dictados de la
gobernadora Vidal, dos resultarían los ejes de la campaña electoral del
oficialismo en el más poblado distrito del país: su propia figura y la gestión
de gobierno, en particular, la obra pública y lo social.
Probablemente, la táctica resida
en una disputa mano a mano con Cristina Kirchner, aunque la Kirchner dedicará
su tiempo al presidente Macri.
En la provincia de Córdoba,
segundo distrito del país por número de votantes, Cambiemos sufre un tironeo
como producto de la resistencia de un sector del radicalismo a aceptar la
figura del ex árbitro de fútbol Héctor Baldassi como primer candidato a
diputado nacional.
Es el intendente radical de la
ciudad capital, Ramón Mestre, quien salió al encuentro de la decisión del PRO
local, impulsada desde Buenos Aires. Mestre intenta colocar a su hermano Diego,
algo que resisten los demás referentes radicales cordobeses Mario Negri y Oscar
Aguad.
Santa Fe y Catamarca resultan
los otros distritos con problemas.
Con todo, el radicalismo
encabezará las listas de Cambiemos en 14 distritos del país sobre un total de
23.
El distrito 24 es la ciudad de
Buenos Aires donde Cambiemos no quedó conformado y donde el radicalismo apoya
la candidatura de Martin Lousteau, a raíz de la decisión del jefe de gobierno
Horacio Rodríguez Larreta de impedir a Lousteau
participar de las PASO.
En definitiva, Cambiemos
mostrará listas de unidad, posiblemente en la totalidad de los distritos. Ergo,
pregunta que flota en el aire ¿Para qué hacemos las PASO?
Es cierto que a nivel local
–municipios- habrá competencia en no muchos distritos. Nada que no hubiese
podido solucionarse sin la necesidad de una convocatoria general en todo el
país.
Son deudas que el gobierno
acumula. Hasta aquí no hubo reforma política, ni de la justicia colonizada por
el kirchnerismo, ni el inevitable ajuste, aunque los k se empecinen en decir lo
contrario.
Quizás allí, en las deudas
pendientes resulten los puntos débiles del oficialismo que bien puede
significar una pérdida de votos.
Es posible que esa situación
aparezca clara en la ciudad de Buenos Aires, donde el kirchnerismo no es una
amenaza, a través de un voto a Lousteau. Es tan así que el oficialismo debió
gastar una espada como Elisa Carrió para proteger su principal feudo político.
No es el caso en provincia de
Buenos Aires. Allí el partido se juega con todo. Por ende, causa extrañeza
imaginar una lista con candidatos que no son demasiado conocidos para el gran
público.
Algo que, por supuesto, puede
subsanarse con una intensa campaña, aunque en ese caso no queda claro el rol de
Vidal. La teoría dice que, habitualmente, los votos no se trasvasan. Si es
cierto, lo de Vidal sirve de poco. Por el contrario, si se verifica será la
gobernadora la gran ganadora de la elección. Y de allí…
El kirchnerismo
Difícilmente para alguien que no
resulte un k furibundo resulte difícil digerir una alianza donde convergen
Kolina, Nuevo Encuentro, el Frente Grande, el Partido de la Victoria y
Compromiso Federal. El todo recubierto o bañado en La Cámpora.
Nuevo Encuentro es el partido de
Martín Sabbatella, ex alcalde de Morón y ex perseguidor de medios
independientes desde el CONFER, primero, y desde el AFSCA, después.
Kolina es una agrupación del
platense Carlos Castagneto, ex segundo de Alicia Kirchner en el Ministerio de
Acción Social, desde donde desplegó –dinero público mediante- su accionar
proselitista.
El Frente Grande representa los
restos de aquel partido que fundara, entre otros, el ex vicepresidente de
Fernando de la Rúa, Carlos “Chacho” Alvarez y que hoy dirige el intendente de
Ensenada, Mario Secco.
El Partido de la Victoria es una
agrupación dirigida por Aldo San Pedro, ex intendente de Bragado, derrotado en
2015 por Vicente Gatica del frente Cambiemos.
Por último, Compromiso Federal,
el partido de los puntanos Rodríguez Sáa, otrora feroces oponentes al
kirchnerismo, hoy aliados circunstanciales ante el desafío que reciben en su
propia provincia del ex gobernador Claudio Poggi, cercano a Cambiemos.
A último momento, la ex
presidente resolvió no incorporar a MILES, el partido de Luis D’Elía, quien
forjó, entonces, una alianza con el Partido Comunista, para apoyar “desde
afuera” a la ex presidente.
Este conglomerado, sin la
presencia del Partido Justicialista, será el apoyo –y los candidatos- de
Cristina Kirchner.
Más allá de los actos de
soberbia a los que tiene acostumbrada la ex presidente a la sociedad tales como
a “ella no se le habla, se la escucha” y otras estupideces por el estilo como “la
jefa no compite con un empleado”, lo cierto es que la actitud fue la de evitar
la puja con Florencio Randazzo.
Hoy por hoy, cualquier encuesta
marca una significativa diferencia a favor de la ex presidente en la contienda
con su ex ministro. Pero, hoy por hoy, la Kirchner es una marca instalada
frente a un recién llegado como Randazzo.
Nada asegura que las diferencias
se agranden. En cambio resulta probable que se achiquen. Más aún con la
decisión de repudiar al Justicialismo y presentar solo un frente K.
Con todo, lo provisorio será el
signo que caracterizará al Frente Unidad Ciudadana durante la semana que
comienza.
Las incógnitas comenzarán a
develarse el martes próximo durante el acto en el pequeño estadio de Arsenal de
Sarandí con capacidad para 10 mil personas. Allí, como siempre, la única
oradora será la ex presidente.
Y allí resolverá el dilema
“hamletiano”: ser o no ser… candidata.
Ese martes, 20 de junio, es el
Día de la Bandera pero, no importa, Cristina es más que Belgrano, la bandera, la
historia y todo cuanto la rodea…
Párrafo aparte para el documento
fundacional del Frente Unidad Ciudadana –kirchnerista-. Se trata del monumento
al cinismo, al punto que postula como objetivo la “lucha contra la corrupción”.
Para muestra alcanza con un
botón. No obstante, sus párrafos iniciales se asemejan en demasía a una
proclama golpista y sediciosa. Habla, respecto de Cambiemos, de la “estafa
electoral más formidable de la que se tenga memoria” e indica que “está roto el
contrato electoral entre votante y gobernante”.
En síntesis, una muestra más del
apuro por derrocar, -sí derrocar- al gobierno constitucional del presidente
Mauricio Macri.
El peronismo
Florencio Randazzo sabe que su
actual –poca o mucha- vigencia se debe a su único acto de rebeldía frente a la
Kirchner.
Fue cuando, luego de aceptar un
“fogoneo” a su pre candidatura presidencial por parte de la ex presidente, se
negó a acatar la orden de discutir la gobernación bonaerense y ceder la
primacía al habitualmente maltratado y resignado Daniel Scioli.
Scioli perdió, Aníbal Fernández
perdió, la Kirchner, por tanto, perdió, y Randazzo emergió como un rebelde con
causa. En otras palabras, Randazzo se salvó del incendio.
Actualmente, es ese,
precisamente, su capital mayor. Su oportuno “no”, lo catapulta como adversario
de la Kirchner y le abre las puertas de un justicialismo bonaerense que la ex
presidente desprecia.
Randazzo aún debe superar la
presión de los muy pocos intendentes que hoy lo apoyan y que consideran una
eventual pérdida de votos –y, por ende, de concejales- si el ex ministro del
Interior enfrenta a la Kirchner.
Nada indica que el dirigente de
Chivilcoy vaya a aceptar el primer lugar en la lista de diputados nacionales
del kirchnerismo e hipotecar así su futuro político que imagina presidencial.
En cuanto a los intendentes, tampoco
nadie ignora que sus alineamientos suelen ser relativos. Que usos y costumbres
indican que un intendente defiende antes que nada su propia porción de la
boleta electoral y que da órdenes de repartir, para las restantes categorías,
la lista que el votante prefiera.
“Para diputados votá la que
prefieras, pero para concejales votá la mía”, suele ser la consigna que
acompaña los prehistóricos repartos de boletas que aún se llevan a cabo como
consecuencia de no haber aprobado la boleta único o el voto electrónico.
De todas formas, el camino de
Randazzo por el peronismo no está allanado, ni nada que se le parezca.
Locales partidarios, recursos
provenientes de los fondos electorales del Estado, apoderados, símbolos
partidarios y detalles menores pueden ser objeto de judicialización inmediata,
frente a las autoridades partidarias que encabeza Fernando Espinosa, hasta aquí
aliado de la Kirchner.
Resta la alianza entre el Frente
Renovador de Sergio Massa y el GEN de Margarita Stolbizer, a la que adhirió
Libres del Sur.
De momento, aparece como un
sector ordenado aunque queda pendiente develar una gran incógnita: si Massa
competirá o no, finalmente, por la senaduría nacional.
Un dato aparece como común a
todas las agrupaciones: nadie parece dispuesto a discutir candidatura en la
PASO, al menos en la provincia de Buenos Aires, salvo que finalmente Mario
Ishii torne en real su amenaza de disputar con Randazzo.
Una excepción: el peronismo
santafesino, que arribará a la PASO de agosto con tres listas, la del
kirchneristaAgustín Rossi, la del peronista Omar Perotti y una menor.
Por tanto, y por puro sentido
común ¿Por qué las PASO no se limitan a los partidos o frentez
que presentan más de una opción en algún distrito y, en el resto, se deja al
país trabajar y producir?
¿Elemental, no? Pero ni eso se
arregla en la Argentina.
* Periodista y Militante Radical en CAMBIEMOS.
* Periodista y Militante Radical en CAMBIEMOS.
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