Fue la paradoja entre un retorno
al pasado y el inicio del futuro. Por un lado, la decaída y decadente
parafernalia K, rodeada de mucho artificio y poca genuinidad. Por el otro, el
silencioso fin del aislamiento interno de la Argentina con la práctica salida
del default que anticipa el posible reingreso de la inversión en el país.
El
pasado festejaba la corrupción, la mala administración, la arbitrariedad, el
discurso único, el relato, la desinversión, la recesión, la inflación. El
futuro aguardaba sin ruidos, ni estridencias, la creación de empleo, el fin del
deterioro de la moneda, el mejoramiento de una infraestructura en ruinas, el
aliento a la producción, el fomento de la capacitación de calidad.
Al
frente el pasado, indiscutiblemente, Cristina Elisabeth Fernández, tal como
figura en su DNI, aunque más conocida, claro, como Cristina Kirchner. A la
cabeza del futuro, el discutido presidente Mauricio Macri.
Y
la Argentina optó. Y optó bien. Algunas decenas de miles –tres o cuatro- de
seguidores del pasado manifestaron en Tribunales a favor de Cristina Elisabeth
Fernández. Algunas decenas de millones de argentinos prefirieron, en cambio,
concurrirá a trabajar, a estudiar y hasta protestar por causas concretas y en
defensa de sus derechos.
Es
que el país del pasado, ya pasó. Ese país del pasado que dilapidó una
oportunidad única de modernización y de crecimiento con motivo de los
estratosféricos precios de los granos, quedó atrás. Y hoy, se trata de
reconstruir desde la ruina y el despojo.
¿Quiénes
estaban en Tribunales aplaudiendo a Cristina Elisabeth Fernández? Pues los
sospechosos de siempre, algunos procesados y otros en vías de serlo. Amado
Boudou, Julio De Vido, Axel Kicillof, Luis D’Elía, Aníbal Fernández y demás
impresentables formaban parte de la legión del “volveremos”, entonadora del
himno “avanti morocha”. Por razones obvias, no estaban Lázaro Báez, ni Ricardo
Jaime.
Por
supuesto que muchos, pero muchos más eran los que no estaban. Todos aquellos
que tratan de tomar distancia del pasado. O porque deben gobernar provincias y
municipios. O porque fueron cómplices políticos pero no miembros de la
asociación ilícita K.
Lo
cierto es que el peronismo no estuvo, los gobernadores no estuvieron, alguno
que otro intendente y punto –sin carteles, ni pancartas, claro- disimulaba su
presencia. Sí estaban los recientemente electos diputados de La Cámpora, las
”huestes” del ex comunista Martín Sabbatella y el ultra minoritario grupo de
choque de Quebracho.
De
los cientos de artistas, compositores, cineastas, y demás exponentes de la
“cultura” que gozaron de subsidios, prebendas y demás yerbas, solo alguno que
otro ignoto. Como era de prever, Daniel Scioli, ausente entre los ausentes.
Soledad
Esta
pobre señora que gobernó la Argentina durante ocho años está casi sola. Pero,
además de estar sola –o muy mal acompañada- ya dejó de ser corajuda de
pacotilla y ahora se refugia en el silencio.
Teme
–no cabe otro verbo- contestar las preguntas de un juez y de un fiscal que, en
su momento, le fueron favorables. Teme hablar. Prefiere refugiarse en un
silencio verborrágico. Sí, claro, verborrágico para la tribuna pero
completamente introvertido cuando debe contestar un requerimiento.
La
abogada exitosa, junto al hablador en parques ex ministro destructor de la
Economía, Axil Kicillof, guardaron cobarde silencio en una causa –la de la
venta de dólares a futuro- en la que no resultará sencillo condenarlos.
Se
entiende. La única vez que Cristina Elisabeth Fernández contestó preguntas fue
ante estudiantes en la Universidad de Harvard y pasó un papelón de antología.
Si la arrinconan estudiantes, resultan obvias las razones por las que se niega
frente a preguntas de periodistas o de un juez.
No
resultará sencillo condenarlos porque no será fácil probar la existencia de un
delito. Pero, para el país aquella actitud resultó grave y hasta nefasta.
Para
sostener el “modelo” que hacía agua por todos lados y llegar hasta la elección,
el tándem K –Kirchner/Kicillof- decidió vender dólares a futuro a fin de
ingresar pesos que les permitiese continuar con la “fiesta” del gasto público,
léase subsidios, nombramientos y sobreprecios.
Fue
la manera elegida de engañar a los argentinos para alcanzar un triunfo
electoral del por entonces cristinista Daniel Scioli, quién no abría la boca para
denunciar una maniobra que lo hubiese perjudicado en el futuro inmediato.
Más
allá de las habituales felonías de Scioli, lo cierto es que mientras el mercado
paralelo y el mercado de Nueva York cotizaban el dólar a quince pesos, Cristina
Elizabeth Fernández y el hoy diputado Axel Kicillof, para recibir pesos,
vendieron dólares a entregar en el futuro a un valor de 10 pesos y monedas.
Dentro
de poco tiempo, el gobierno de Macri deberá o bien entregar esos dólares a los
compradores o bien pagarles la diferencia entre los 10 pesos a que fueron
comprados y los 15 pesos –promedio- que cotiza, actualmente, la moneda
norteamericana.
Suelto
de cuerpo, aunque no ante el juez, Kicillof dice que fue Macri quien devaluó.
Además de inepto, tramposo. Macri no devaluó, solo abrió el mercado y el dólar
cotizó al mismo precio que se pagaba en el paralelo y en Nueva York.
La
arquitecta egipcia y el ahora diputado no trepidaron en hacerle perder al país
alrededor de 100.000 millones de pesos.
¿A
quienes beneficiaron los K? Por supuesto que no a los sectores de menores
ingresos que ahora pagan vía inflación aquella transferencia de ingresos a los
poderosos. Bancos, automotrices, telefónicas y hasta asesores de Scioli, como
Miguel Bein, forman parte de la lista de beneficiarios de la decisión “nac and
pop”.
Y siga, siga, siga el baile
Todo
es claro y transparente alrededor de los K, pero el abogado Jorge Chueco
desaparece sin dejar rastros luego de pasar tres días en Iguazú. Coherente con
las costumbres kirchneristas alquiló dos habitaciones para la misma noche. Esa
manía de alquilar sin ocupar…
Y
desapareció. Se lo tragó la tierra. Dejó su auto en un estacionamiento de un
supermercado de Posadas, Misiones. La última vez que se lo vio estaba ebrio,
drogado y dormido en una pasarela del Parque Nacional Iguazú.
Parece
que dejó dinero para la familia y se evaporó. Pánico a la cárcel, cuando menos.
Chueco es –o era- el apoderado de Helvetic Group, la asociación cuasi ilícita
–por ahora- que arrebató, extorsión y amedrentamiento mediante, la financiera
La Rosadita al de momento algo arrepentido Federico Elaskar.
De
Helvetic Group, forman parte, además de Chueco, el evaporado, el contador Pérez
Gadín y Lázaro Báez, es decir, los Kirchner ¿A que no adivina quién era el
dueño? Sí… adivinó.
Junto
a Helvetic Group y Chueco esta semana
los argentinos almorzamos, no con Mirta Legrand, sino con Fútbol para Todos y
los llamados a declaración indagatoria –previa a la imputación- de Juan Manuel
Abal Medina, Jorge Capitanich y Aníbal Fernández, los últimos tres jefes de
gabinete.
Otro
de los invitados fue el comprador –con dinero del Estado- de chatarra
ferroviaria Ricardo Jaime, ahora involucrado en una causa por contrabando de
250 motos, marca Cerro, ingresadas al país bajo un régimen de “importación
temporaria” y vendidas alegremente, con la alegría propia de la impunidad.
Una
importación temporaria implica el ingreso al país de un producto que luego será
re exportado. Jaime and Company no solo no las re exportaron, sino que se las
vendieron al gobierno riojano quien “ingenuamente” se las entregó a la policía
de aquella provincia.
Al
multi delincuente Jaime, no lo trajo el viento, sino Néstor Kirchner.
También
en Santa Cruz, los Kirchner reunieron multitudes. Fueron siete cuadras de
manifestantes contra las tres, aunque dobles, de los tribunales de Buenos Aires.
Y siete cuadras en Santa Cruz equivalen a varios kilómetros en la urbe porteña.
Claro
que no reunieron siete cuadras de apoyo sino de protesta. En las pancartas era
posible leer “cárcel a los korruptos” “devolución inmediata de los bienes
robados al pueblo” “devolvé la plata Lázaro” y otras consignas dentro del
estilo de baja estima para la gobernadora Alicia Kirchner y su familia.
Tras
pasar cordones policiales donde era revisados y amedrentados con perros
ovejeros, los manifestantes se concentraron en la intersección de las avenidas
Kirchner –como todo el mundo sabe no existe otro nombre en el mundo para
rebautizar calles- y San Martín y de allí desfilaron por el frente de la casa
de la gobernadora.
En
fin, la lista es interminable. Para esta semana, el despojado del título de
vecino destacado de Mar del Plata, Amado Boudou, debe pasar por Tribunales.
También fue decidida la reapertura, para decepción de De Vido, del caso Skanska
por el cobro de coimas, mientras continúa preso Lázaro Báez, el poseedor de 25
estancias, sumamente aptas para esconder dinero mal habido.
Es
de esperar que sea solo el principio del final nada feliz que merecen los K y
sus secuaces.
Pero
quizás la mejor noticia dentro del contexto de corrupción k, haya sido la
decisión de la Cámara Federal de Buenos Aires de ordenar al juez Sebastián
Casanello –otrora apelado “tortuga Casanello, hombre hasta no hace mucho de La
Cámpora- que intente recuperar el dinero fugado por Báez a Suiza y otros
países.
Cuanto
menos, alcanza a la suma de 55 millones de euros y algo más de 5 millones de
dólares.
Con
este fallo de la Cámara Federal, Báez y su contador Pérez Gadín permanecerán
varios meses en la cárcel si el juez Casanello los imputa ¿Continuarán en
silencio?
En
paralelo, el gobierno presentará, en los próximos días, un proyecto de ley que
permitirá la expropiación de los bienes adquiridos provenientes de recursos
obtenidos a través de la corrupción o el lavado de dinero. Ya era hora.
Economía y coyuntura
El
fallo de la Cámara de Apelaciones del Estado de Nueva York que avala la
sentencia del juez Thomas Griessa que posibilita al país pagar el 90 por ciento
de la deuda externa en cesación de pagos fue un alivio para el gobierno y una
esperanza para el país que recupera así su posibilidad de recurrir a los
mercados para financiar su desarrollo en materia de infraestructura.
Son
muy pocos los fondos de inversión y los particulares acreedores que se niegan
al acuerdo final. De acá en más no tienen otro remedio que aceptar la oferta
argentina ya que el fallo judicial oficializa, de alguna manera, los acuerdos
logrados y retira la obligación de pagar a todos los bonistas en default cada
vez que la Argentina realiza pagos a quienes aceptaron los canjes anteriores
del 2004 y del 2010.
La
Argentina debe colocar ahora títulos por alrededor de 10 mil millones de
dólares para hacer frente a las acreencias en default. El gobierno piensa, al
respecto, salir a buscar en los dos primeros días de la semana que comienza
alrededor de 15 mil millones. Es decir, 5 mil millones adicionales para iniciar
un proceso de inversión en infraestructura.
Todo
indica que lo logrará fácilmente. Se conocen ofertas por 25 mil millones
formuladas por distintos bancos internacionales que, de concretarse entre
mañana y el martes, representará una reducción de la tasa de interés a pagar.
Una
mano, en tal sentido, echaron las calificadoras de riesgo. Moody ya levantó la
nota de la Argentina, mientras que Fitch y Standard and Poors ya anunciaron que
se aprestar a lo mismo.
La
Argentina emitirá bonos a 5, 10 y 30 años a tasas del 7,50 por ciento para el
primero, del 8 para el segundo y del 8,75 para el primero. Son altas, sobre
todo si se las compara con las que pagan Chile, Perú y hasta la propia Bolivia.
De
cualquier forma el acceso al crédito internacional por sí solo constituye un
hito. Mucho más si se tienen en cuenta los 16 puntos que se le pagaron al
fallecido autócrata venezolano, Hugo Chávez, en tiempos de su amistad con los
Kirchner.
Con
el cierre del capítulo default, comienza el tiempo donde debe verificarse el
ansiado crecimiento económico.
Es
la apuesta del gobierno que prefirió el gradualismo al shock que hubiese sido
necesario para frenar la inflación de manera abrupta con el probable costo de
una dura recesión y alto desempleo.
De
aquí en más, el gobierno confía en un incremento de la actividad económica
impulsada desde la obra pública con financiamiento genuino. Si ello acontece,
el Producto Bruto Interno crecerá, el déficit del sector público quedará
reducido como producto de los mayores ingresos tributarios y la emisión
monetaria dejara de ser imprescindible para hacerle frente. Por tanto, la
inflación cejará.
Toda
la apuesta es al segundo semestre del año. El problema pasa ahora a ser
coyuntural.
¿Cómo
hacer para sostener un entramado social que ve mermados sus ingresos por causa
de la inflación? ¿Qué hacer para evitar los despidos producto de la menor
actividad económica? ¿Cómo paliar la situación de los que menos tienen y menos
ingresan?
Es
posible criticar a la política del gobierno por inadecuada o inapropiada. Nunca
–como pretende el kirchnerismo y la izquierda boba, cada uno por su lado- por
su insensibilidad ante la cuestión social.
El
gobierno debió aumentar las tarifas producto del atraso artificial del
kirchnerismo pero instrumentó una tarifa social para los sectores con mayor
vulnerabilidad. Tanto en la electricidad, como en el transporte y, se sabe, que
lo hará en el gas.
Ahora,
acaba de anunciar avances –por mayor alcance- en materia de universalización de
la Asignación –mal llamada- Universal por Hijo (AUH); la devolución del IVA
para los productos alimenticios a las personas beneficiarias de la AUH y a los
jubilados, y asignó un subsidio de 500 pesos para quienes perciben la
jubilación mínima y el AUH.
No, no lo hizo Cristina Kirchner, ni ninguno de sus
secuaces. Lo hizo Macri.
* Periodista y Militante Radical en CAMBIEMOS.
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