MUNICIPIO DE MARCOS PAZ

domingo, 17 de abril de 2016

El Pasado Gritón Frente al Futuro Prudente. Por Luis Domenianni*.

Fue la paradoja entre un retorno al pasado y el inicio del futuro. Por un lado, la decaída y decadente parafernalia K, rodeada de mucho artificio y poca genuinidad. Por el otro, el silencioso fin del aislamiento interno de la Argentina con la práctica salida del default que anticipa el posible reingreso de la inversión en el país.

               El pasado festejaba la corrupción, la mala administración, la arbitrariedad, el discurso único, el relato, la desinversión, la recesión, la inflación. El futuro aguardaba sin ruidos, ni estridencias, la creación de empleo, el fin del deterioro de la moneda, el mejoramiento de una infraestructura en ruinas, el aliento a la producción, el fomento de la capacitación de calidad.
               Al frente el pasado, indiscutiblemente, Cristina Elisabeth Fernández, tal como figura en su DNI, aunque más conocida, claro, como Cristina Kirchner. A la cabeza del futuro, el discutido presidente Mauricio Macri.
               Y la Argentina optó. Y optó bien. Algunas decenas de miles –tres o cuatro- de seguidores del pasado manifestaron en Tribunales a favor de Cristina Elisabeth Fernández. Algunas decenas de millones de argentinos prefirieron, en cambio, concurrirá a trabajar, a estudiar y hasta protestar por causas concretas y en defensa de sus derechos.
               Es que el país del pasado, ya pasó. Ese país del pasado que dilapidó una oportunidad única de modernización y de crecimiento con motivo de los estratosféricos precios de los granos, quedó atrás. Y hoy, se trata de reconstruir desde la ruina y el despojo.
               ¿Quiénes estaban en Tribunales aplaudiendo a Cristina Elisabeth Fernández? Pues los sospechosos de siempre, algunos procesados y otros en vías de serlo. Amado Boudou, Julio De Vido, Axel Kicillof, Luis D’Elía, Aníbal Fernández y demás impresentables formaban parte de la legión del “volveremos”, entonadora del himno “avanti morocha”. Por razones obvias, no estaban Lázaro Báez, ni Ricardo Jaime.
               Por supuesto que muchos, pero muchos más eran los que no estaban. Todos aquellos que tratan de tomar distancia del pasado. O porque deben gobernar provincias y municipios. O porque fueron cómplices políticos pero no miembros de la asociación ilícita K.
               Lo cierto es que el peronismo no estuvo, los gobernadores no estuvieron, alguno que otro intendente y punto –sin carteles, ni pancartas, claro- disimulaba su presencia. Sí estaban los recientemente electos diputados de La Cámpora, las ”huestes” del ex comunista Martín Sabbatella y el ultra minoritario grupo de choque de Quebracho.
               De los cientos de artistas, compositores, cineastas, y demás exponentes de la “cultura” que gozaron de subsidios, prebendas y demás yerbas, solo alguno que otro ignoto. Como era de prever, Daniel Scioli, ausente entre los ausentes.
Soledad
               Esta pobre señora que gobernó la Argentina durante ocho años está casi sola. Pero, además de estar sola –o muy mal acompañada- ya dejó de ser corajuda de pacotilla y ahora se refugia en el silencio.
               Teme –no cabe otro verbo- contestar las preguntas de un juez y de un fiscal que, en su momento, le fueron favorables. Teme hablar. Prefiere refugiarse en un silencio verborrágico. Sí, claro, verborrágico para la tribuna pero completamente introvertido cuando debe contestar un requerimiento.
               La abogada exitosa, junto al hablador en parques ex ministro destructor de la Economía, Axil Kicillof, guardaron cobarde silencio en una causa –la de la venta de dólares a futuro- en la que no resultará sencillo condenarlos.
               Se entiende. La única vez que Cristina Elisabeth Fernández contestó preguntas fue ante estudiantes en la Universidad de Harvard y pasó un papelón de antología. Si la arrinconan estudiantes, resultan obvias las razones por las que se niega frente a preguntas de periodistas o de un juez.
               No resultará sencillo condenarlos porque no será fácil probar la existencia de un delito. Pero, para el país aquella actitud resultó grave y hasta nefasta.
               Para sostener el “modelo” que hacía agua por todos lados y llegar hasta la elección, el tándem K –Kirchner/Kicillof- decidió vender dólares a futuro a fin de ingresar pesos que les permitiese continuar con la “fiesta” del gasto público, léase subsidios, nombramientos y sobreprecios.
               Fue la manera elegida de engañar a los argentinos para alcanzar un triunfo electoral del por entonces cristinista Daniel Scioli, quién no abría la boca para denunciar una maniobra que lo hubiese perjudicado en el futuro inmediato.
               Más allá de las habituales felonías de Scioli, lo cierto es que mientras el mercado paralelo y el mercado de Nueva York cotizaban el dólar a quince pesos, Cristina Elizabeth Fernández y el hoy diputado Axel Kicillof, para recibir pesos, vendieron dólares a entregar en el futuro a un valor de 10 pesos y monedas.
               Dentro de poco tiempo, el gobierno de Macri deberá o bien entregar esos dólares a los compradores o bien pagarles la diferencia entre los 10 pesos a que fueron comprados y los 15 pesos –promedio- que cotiza, actualmente, la moneda norteamericana.
               Suelto de cuerpo, aunque no ante el juez, Kicillof dice que fue Macri quien devaluó. Además de inepto, tramposo. Macri no devaluó, solo abrió el mercado y el dólar cotizó al mismo precio que se pagaba en el paralelo y en Nueva York.
               La arquitecta egipcia y el ahora diputado no trepidaron en hacerle perder al país alrededor de 100.000 millones de pesos.
               ¿A quienes beneficiaron los K? Por supuesto que no a los sectores de menores ingresos que ahora pagan vía inflación aquella transferencia de ingresos a los poderosos. Bancos, automotrices, telefónicas y hasta asesores de Scioli, como Miguel Bein, forman parte de la lista de beneficiarios de la decisión “nac and pop”.
Y siga, siga, siga el baile
               Todo es claro y transparente alrededor de los K, pero el abogado Jorge Chueco desaparece sin dejar rastros luego de pasar tres días en Iguazú. Coherente con las costumbres kirchneristas alquiló dos habitaciones para la misma noche. Esa manía de alquilar sin ocupar…
               Y desapareció. Se lo tragó la tierra. Dejó su auto en un estacionamiento de un supermercado de Posadas, Misiones. La última vez que se lo vio estaba ebrio, drogado y dormido en una pasarela del Parque Nacional Iguazú.
               Parece que dejó dinero para la familia y se evaporó. Pánico a la cárcel, cuando menos. Chueco es –o era- el apoderado de Helvetic Group, la asociación cuasi ilícita –por ahora- que arrebató, extorsión y amedrentamiento mediante, la financiera La Rosadita al de momento algo arrepentido Federico Elaskar.
               De Helvetic Group, forman parte, además de Chueco, el evaporado, el contador Pérez Gadín y Lázaro Báez, es decir, los Kirchner ¿A que no adivina quién era el dueño? Sí… adivinó.
               Junto a Helvetic Group y  Chueco esta semana los argentinos almorzamos, no con Mirta Legrand, sino con Fútbol para Todos y los llamados a declaración indagatoria –previa a la imputación- de Juan Manuel Abal Medina, Jorge Capitanich y Aníbal Fernández, los últimos tres jefes de gabinete.
               Otro de los invitados fue el comprador –con dinero del Estado- de chatarra ferroviaria Ricardo Jaime, ahora involucrado en una causa por contrabando de 250 motos, marca Cerro, ingresadas al país bajo un régimen de “importación temporaria” y vendidas alegremente, con la alegría propia de la impunidad.
               Una importación temporaria implica el ingreso al país de un producto que luego será re exportado. Jaime and Company no solo no las re exportaron, sino que se las vendieron al gobierno riojano quien “ingenuamente” se las entregó a la policía de aquella provincia.
               Al multi delincuente Jaime, no lo trajo el viento, sino Néstor Kirchner.
               También en Santa Cruz, los Kirchner reunieron multitudes. Fueron siete cuadras de manifestantes contra las tres, aunque dobles, de los tribunales de Buenos Aires. Y siete cuadras en Santa Cruz equivalen a varios kilómetros en la urbe porteña.
               Claro que no reunieron siete cuadras de apoyo sino de protesta. En las pancartas era posible leer “cárcel a los korruptos” “devolución inmediata de los bienes robados al pueblo” “devolvé la plata Lázaro” y otras consignas dentro del estilo de baja estima para la gobernadora Alicia Kirchner y su familia.
               Tras pasar cordones policiales donde era revisados y amedrentados con perros ovejeros, los manifestantes se concentraron en la intersección de las avenidas Kirchner –como todo el mundo sabe no existe otro nombre en el mundo para rebautizar calles- y San Martín y de allí desfilaron por el frente de la casa de la gobernadora.
               En fin, la lista es interminable. Para esta semana, el despojado del título de vecino destacado de Mar del Plata, Amado Boudou, debe pasar por Tribunales. También fue decidida la reapertura, para decepción de De Vido, del caso Skanska por el cobro de coimas, mientras continúa preso Lázaro Báez, el poseedor de 25 estancias, sumamente aptas para esconder dinero mal habido.
               Es de esperar que sea solo el principio del final nada feliz que merecen los K y sus secuaces.
               Pero quizás la mejor noticia dentro del contexto de corrupción k, haya sido la decisión de la Cámara Federal de Buenos Aires de ordenar al juez Sebastián Casanello –otrora apelado “tortuga Casanello, hombre hasta no hace mucho de La Cámpora- que intente recuperar el dinero fugado por Báez a Suiza y otros países.
               Cuanto menos, alcanza a la suma de 55 millones de euros y algo más de 5 millones de dólares.
               Con este fallo de la Cámara Federal, Báez y su contador Pérez Gadín permanecerán varios meses en la cárcel si el juez Casanello los imputa ¿Continuarán en silencio?
               En paralelo, el gobierno presentará, en los próximos días, un proyecto de ley que permitirá la expropiación de los bienes adquiridos provenientes de recursos obtenidos a través de la corrupción o el lavado de dinero. Ya era hora.
Economía y coyuntura
                              El fallo de la Cámara de Apelaciones del Estado de Nueva York que avala la sentencia del juez Thomas Griessa que posibilita al país pagar el 90 por ciento de la deuda externa en cesación de pagos fue un alivio para el gobierno y una esperanza para el país que recupera así su posibilidad de recurrir a los mercados para financiar su desarrollo en materia de infraestructura.
               Son muy pocos los fondos de inversión y los particulares acreedores que se niegan al acuerdo final. De acá en más no tienen otro remedio que aceptar la oferta argentina ya que el fallo judicial oficializa, de alguna manera, los acuerdos logrados y retira la obligación de pagar a todos los bonistas en default cada vez que la Argentina realiza pagos a quienes aceptaron los canjes anteriores del 2004 y del 2010.
               La Argentina debe colocar ahora títulos por alrededor de 10 mil millones de dólares para hacer frente a las acreencias en default. El gobierno piensa, al respecto, salir a buscar en los dos primeros días de la semana que comienza alrededor de 15 mil millones. Es decir, 5 mil millones adicionales para iniciar un proceso de inversión en infraestructura.
               Todo indica que lo logrará fácilmente. Se conocen ofertas por 25 mil millones formuladas por distintos bancos internacionales que, de concretarse entre mañana y el martes, representará una reducción de la tasa de interés a pagar.
               Una mano, en tal sentido, echaron las calificadoras de riesgo. Moody ya levantó la nota de la Argentina, mientras que Fitch y Standard and Poors ya anunciaron que se aprestar a lo mismo.
               La Argentina emitirá bonos a 5, 10 y 30 años a tasas del 7,50 por ciento para el primero, del 8 para el segundo y del 8,75 para el primero. Son altas, sobre todo si se las compara con las que pagan Chile, Perú y hasta la propia Bolivia.
               De cualquier forma el acceso al crédito internacional por sí solo constituye un hito. Mucho más si se tienen en cuenta los 16 puntos que se le pagaron al fallecido autócrata venezolano, Hugo Chávez, en tiempos de su amistad con los Kirchner.
               Con el cierre del capítulo default, comienza el tiempo donde debe verificarse el ansiado crecimiento económico.
               Es la apuesta del gobierno que prefirió el gradualismo al shock que hubiese sido necesario para frenar la inflación de manera abrupta con el probable costo de una dura recesión y alto desempleo.
               De aquí en más, el gobierno confía en un incremento de la actividad económica impulsada desde la obra pública con financiamiento genuino. Si ello acontece, el Producto Bruto Interno crecerá, el déficit del sector público quedará reducido como producto de los mayores ingresos tributarios y la emisión monetaria dejara de ser imprescindible para hacerle frente. Por tanto, la inflación cejará.
               Toda la apuesta es al segundo semestre del año. El problema pasa ahora a ser coyuntural.
               ¿Cómo hacer para sostener un entramado social que ve mermados sus ingresos por causa de la inflación? ¿Qué hacer para evitar los despidos producto de la menor actividad económica? ¿Cómo paliar la situación de los que menos tienen y menos ingresan?
               Es posible criticar a la política del gobierno por inadecuada o inapropiada. Nunca –como pretende el kirchnerismo y la izquierda boba, cada uno por su lado- por su insensibilidad ante la cuestión social.
               El gobierno debió aumentar las tarifas producto del atraso artificial del kirchnerismo pero instrumentó una tarifa social para los sectores con mayor vulnerabilidad. Tanto en la electricidad, como en el transporte y, se sabe, que lo hará en el gas.
               Ahora, acaba de anunciar avances –por mayor alcance- en materia de universalización de la Asignación –mal llamada- Universal por Hijo (AUH); la devolución del IVA para los productos alimenticios a las personas beneficiarias de la AUH y a los jubilados, y asignó un subsidio de 500 pesos para quienes perciben la jubilación mínima y el AUH.
               No, no lo hizo Cristina Kirchner, ni ninguno de sus secuaces. Lo hizo Macri.

* Periodista y Militante Radical en CAMBIEMOS.

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